martes, mayo 29, 2007

El Coco

Llevaba ya varios meses sin saber porqué estaba inquieto sólo me percataba de las líneas oscuras que crecían debajo de mis ojos pero no encontraba explicación para eso; había dormido muchas horas, mucho tiempo, por muchos días: un sueño tranquilo pacífico y tranquilizador. Me hice millonario, volé, fui fuerte, inteligente y simpático, encontré fósiles ocultos y bebí agua fresquísima y helada en una fuente inagotable, los sueños eran todo lo que debían de ser. O eso pensaba yo.

La vida rutinaria se volvió una tortura, el cansancio por vivir solo se atenuaba en las noches cuando la calvicie me permitía sentir el frío de la almohada. Pero todo quedó claro ayer cuando me lo encontré de frente: platiqué con el coco.

-Coco ¿Qué haces a media calle a las once del día?- Fue una pregunta instintiva que pronuncié sin pensarla. Al verlo ahí caminando, tan campante y despreocupado me di cuenta que lo extrañaba. Que lo extrañaba y que me extrañaba verlo ahí, fuera de su entorno natural. – ¡Coco! ¿Por qué abandonaste mis sueños?- Por un momento no supe si mi miedo a la vida me había hecho caer en un sueño sin percatarme de ello, tal vez en realidad estaba yo recostado bajo un árbol soñando con el coco, soñando que a mi sueños regresaba el coco: el gran ausente.

-Dejaste de creer en tus sueños, de soñarlos, de desearlos de temerlos. Por eso me fui- me dijo el Coco, su voz era bastante más agradable de lo que había imaginado, era casi la voz de una bella mujer, una voz que seducía. Pero eso no podía ser cierto: mis sueños se habían convertido en lo mejor de mi vida, las únicas horas en que todo era perfecto. –Precisamente por eso- argumentó él- estás logrando todo lo deseable en el mundo de los sueños, en mi mundo. Me dejaste sin trabajo, convertiste el medio de desahogo en tu modo de vida. Ahí ya no había lugar para mí.- Me llevé la mano a la barbilla mientras meditaba ese último argumento. Era cierto. La vida diaria se había convertido en un periodo insufrible de tiempo entre sueño y sueño, mis decisiones eran sobre mis sueños no sobre mi vida, no estaba viviendo mis sueños: estaba soñando mi vida.

-Coco perdóname. ¿Qué puedo hacer? Es triste verte caminando por aquí, no eres lo atemorizador que debieras. Si estuviéramos en mi sueño no me atrevería siquiera a acercarme a ti, mucho menos a hablarte.- Había yo roto mil barreras, estaba hablando de frente con el Coco, con el miedo. – No me temas- me respondió- no le temas a tus miedos. Ahora me encontraste caminando y crees que recién me descubres, pero no es así; desde que dejaste de vivir para soñar tuve que venir aquí afuera, y he estado frente a ti en todo momento, he estado en el insecto que te provoca fobia, en ella que no te deja concentrarte, en aquella otra a la que no le hablas y en aquel a quien no le ofreces el abrazo que sabes que necesita: me sacaste de tu sueños para tenerme en tu vida por eso vives con miedo.-

Cuando abrí los ojos no supe si había soñado o había dejado de estar dormido. Me sonreí.

Tuve al Coco frente a mí. Hasta ahora me doy cuenta que el terror que me paralizó me obligó a hablar, fue tanto el miedo visto tan de cerca en ese encuentro que perdí la proporción y no lo visualicé en toda su dimensión. Pero ahora lo veo claro, las ojeras comienzan a palidecer, me voy a la cama deseando despertar. Pero con una sonrisa porque se que el aterrorizador Coco estará ahí, esperándome a que cierre los ojos.

Y eso me tranquiliza.

3 Comentarios:

A la/s 2:06 p.m., Blogger Unknown dijo...

Esta bien Tobias, deberias de escribir mas seguido, tienes tus aptitudes!!! Sigue Adelante... Rene

 
A la/s 6:19 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

eeeiii primo00...
me encantó menxo0..
está padre pero me dio sueño0 jhajah nah! ntc..
sale poes ya me juiiii...

by'mica

 
A la/s 11:06 p.m., Anonymous Anónimo dijo...

Muy buen cuento jovenazo, como te comente, tiene lineas memorables, y es un relato muy bien redondeado, felicidades.

 

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