Plaza Tianguis

El inicio de algo

-¿¡En qué pensabas cuando lo hiciste!? – Los dedos del sujeto pellizcaban incesantemente mis orejas supongo que ya estarían rojas como tomates. Siempre me pongo rojo cuando me avergüenzo, y me avergüenzo por nada. -¿Estás estúpido? ¿Acaso no me escuchas?- Ahora los gritos fueron acompañados de golpes en mi cabeza, golpes con la mano abierta, con la palma, secos, en mi cráneo casi sin cabello. Parpadeaba y trataba de enfocar la vista en algo, intentando que todo el universo dejara de girar en mi cabeza; trataba de pensar, de escuchar lo que me decían. Era inútil.

Más golpes ahora con el puño de lleno en mi cara: uno, dos, cinco, muchos, no se cuantos. -¡Ya estuvo, ya estuvo!- gritó alguien, al instante más voces se unieron al clamor: ya estuvo. Yo también lo repetí, levante las manos apenas a la altura de mi cara, temblorosas, por primera vez observé la sangre, raspones. Ya estuvo. Me di cuenta que estaba de rodillas, me dolían, el suelo irregular las lastimaba pero no pude verlas, mi cabeza se mecía en círculos y sólo veía mis manos. Unos golpes más: de nuevo con la palma de la mano. Finalmente escuché un sonido que en otras ocasiones me era aterrador, esta vez era un alivio era como escuchar las trompetas angelicales que anuncian la apertura de las puertas del cielo: la sirena de la policía.

Yo era el sol. No, Júpiter rodeado de asteroides. Hincado en la calle, rodeado de mirones, un tipo de traje proyectó el último meteorito sobre mi superficie. Por fin los hombres uniformados lo detuvieron. Por un momento me sentí a salvo, pude reposar y desvanecerme. Se que mi sonrisa aun con sangre la vio mi golpeador.

publicadas por CTCA @ 10:17 p.m.